Esa fuerza que me empuja a seguir
espíritu errante de unidad y lógica
ese punto único y vibrante de amar,
es mi Martí.
Arremete en mis sentidos cual brújula humeante de América
en las plumas arrebatadas de una inspiración desconocida.
Si vivo o muero,
si crezco o no,
ese es mi Martí.
Su frugalidad es hambre de tiempo,
volante,
fugaz.
Se sabe firme en mí,
penetrante,
ajeno.
Se sabe eterno,
inquieto,
niño.
No importa,
golpeas mi mente enardeciendo un pensamiento,
arrebatas un grito,
una denuncia,
un dolor ajeno.
Ahí siempre eterno y acompañante,
siempre padre,
siempre Patria,
siempre tú,
leído, pensado o visto...
Ese, ese lejano y adentro es mi Martí.
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